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Segundo pilar de una vidafit: Ejercicio

En la vida una de las funciones vitales que necesitamos es la alimentación, pero para poder construir una vidafit no solo podemos enfocarnos en este aspecto, debe haber un equilibrio entre todos los pilares.  Así que hoy continuamos con el segundo pilar, el ejercicio físico.

Todos sabemos que el ejercicio físico tiene algo de provecho ya que previene problemas de salud, aumenta la fuerza, aumenta la energía y puede ayudar a reducir el estrés, por lo que debemos ejercitarnos para alcanzar y mantener ese estado de salud y bienestar que necesitamos para estar listos, y enfrentar los retos que se van presentando en la vida. 

Como lo mencionamos en el fundamento de la alimentación, no queremos centrarnos en qué tipo de ejercicio debes hacer, porque si bien nosotras realizamos actualmente ejercicio de manera regular, hemos pasado por diferentes tipos de ejercicio o rutinas, hasta que encontramos el que finalmente se ajusta a lo que nos gusta y necesitamos en esta etapa de nuestra vida. Así que esperamos que finalmente encuentres el que funcione para ti, mientras que con la ayuda de este post te enfocas en dos puntos de vista sobre tu cuerpo  y el  ejercicio que te ayudaran a construir este pilar en tu vida.

Somos más que un cuerpo

Fuimos creados con un cuerpo (lo visible de nuestro ser que nos conecta con el mundo material), alma (relacionada con pensamientos, emociones y voluntad) y espíritu (conciencia, intuición y comunión que nos conectan con Dios), así que debemos cuidar tanto los aspectos físicos de nuestra salud como los espirituales y emocionales, porque, aunque son tres partes ellas hacen un todo que se interrelacionan.

Esto quiere decir que nuestro cuerpo es un reflejo no solo de nuestro estilo de vida físico, sino también de lo que está sucediendo en nuestro espíritu y alma.  Por esta razón ya hay variantes de la medicina que consideran que algunas enfermedades además de estar vinculadas a los órganos son la manifestación del estado emocional de la persona (negativismo, tristeza, amargura, resentimientos, rabias, etc.) y nuestra alma a la vez se ve impactada de lo que nuestro espíritu está lleno, en nuestro caso creemos que al aceptar a Jesús como nuestro salvador el Espíritu Santo entra a morar en nuestro espíritu. 

De igual manera, nuestra alma y espíritu se pueden ver impactados por lo que hacemos con nuestro cuerpo.  Por ejemplo, gracias al ejercicio se genera un beneficio en nuestra estructura física haciendo que se mantenga en condición óptima; pero también se liberan hormonas, llamadas de la felicidad, que hacen que nuestros estados de ánimo mejoren y logremos mantener un equilibrio emocional, impactando así nuestra alma.  Al estar cuerpo y alma en esas condiciones serán los vasos apropiados para expresar quién habita en tu espíritu.

Sin lugar a duda, el ejercicio físico es simplemente una parte para formar y mantener tu parte física saludable, pero que repercute en tu estado anímico y en cómo honras a quien habita en el templo que es tu cuerpo.

¿Para qué nos ejercitamos?

Una vez entiendes y aceptas el punto anterior puedes mirar también con otra perspectiva cuál es el propósito correcto para ejercitarte.  Por lo tanto, nuestra meta en el ejercicio no es tener un cuerpo con cierta «forma» para que otras personas lo noten y nos admiren y seamos como la fulanita o fulanito que son super «fit» y todos les dan likes.  Tampoco para lograr tener el cuerpo de verano perfecto porque esto sería hacerlo por algo temporal y con el deseo solo de exhibirnos o para demostrar que somos más fuertes o rápidos que otros, a menos que tu llamado sea el ser un deportista profesional.

Simplemente buscamos formar y mantener un estado físico que nos permita relacionarnos con las actividades diarias que el mundo material requiere.  Es decir, que sin importar tu edad si quieres levantar las bolsas del mercado, o alzar a tus hijos o nietos, agacharte para recoger algo o caminar para ir de un lado a otro, tu cuerpo debe estar acostumbrado a hacer esos movimientos para cuando llegue el momento los hagas sin ningún inconveniente.  Pero, si eres sedentario cuando llega la hora de hacer esas cosas te duele todo, te lesionas o cansas más rápido y aunque no tengas 100 años sentirás que los tienes porque tu movilidad e independencia está limitada porque tu cuerpo no está entrenado ni en las condiciones para hacerlo.

Igualmente, hacer ejercicio ayuda a desarrollar aspectos importantes de nuestro carácter por ejemplo nos enseña a ser disciplinados, ejercer dominio propio, tener fuerza de voluntad y a negarnos a nosotros mismos.  Nos desafía a ser constantes y perseverantes; a salir de nuestra zona de confort.  Nos demuestra que, para ganar, hay que perder, ya que, para obtener ciertos logros, es inevitable el sacrificio y el dolor.

Como te darás cuenta con el pilar de la alimentación y ahora del ejercicio físico lo importante es identificar las razones y motivos para hacer lo que hacemos.  Esperamos que puedas reflexionar en esto, ya que de estas razones dependerá que tengas hábitos saludables que sean sostenibles en el tiempo.

Déjanos saber qué piensas de este pilar y si haces o no ejercicio.

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