Debemos cuidar con sabiduría nuestro cuerpo, así que esperamos que hayas podido reflexionar sobre los dos puntos que tratamos en el Pilar 2: Ejercicio físico, y que de acuerdo con esos puntos puedas ir cambiando tu enfoque a la hora de ejercitarte, y puedas empezar y/o mantener el hábito saludable de hacer ejercicio.
Hoy, por lo tanto, te contamos dos pautas que nos han ayudado a nosotras para desarrollar este hábito como parte de nuestro estilo de vidafit y que esperamos también te ayuden a ti:
Planifica cómo te vas a ejercitar
Sea que hayas decidido ir al gimnasio o hacer ejercicio por tu cuenta es necesario que te tomes un momento antes de empezar para elegir qué tipo de ejercicio y rutinas vas a realizar, el tiempo que lo harás y los elementos que vas a necesitar.
En cuanto al tipo de ejercicio, te recomendamos que te enfoques en lo que te gusta hacer, prueba hasta que encuentres el que más te guste y se ajuste a tus necesidades; recuerda que hacer ejercicio no solo es ir al gimnasio, puede ser bailar, correr, caminar, nadar, hacer pilates, realizar rutinas y ejercicios en casa.
Una vez definas la actividad física que vas a realizar, debes planificar exactamente qué vas a hacer cada día de la semana, en qué horario, el lugar y si necesitas algún elemento específico para lograrlo. La razón es que si no sabes qué vas a hacer cada día con antelación y en qué horario, vas a perder tiempo mientras buscas y eliges una rutina, o cuando vayas en la mitad te das cuenta de que no tienes los elementos para hacer algunos ejercicios y dejarás sin terminar la rutina. Incluso si vas a empezar por caminar establece distancias, recorrido, tiempo y velocidad, y así tendrás metas puntuales diarias que lograr. Esta programación la puedes hacer semanal por tu cuenta o si quieres puedes conseguir planes de entrenamiento que ya te dicen lo que debes hacer cada mes.
Establece una recompensa sana e inmediata
Si bien el hacer ejercicio en sí puede y debiera ser tu recompensa por los beneficios que obtienes al hacerlo (si no las has visto puedes leerlo aquí), como no son recompensas inmediatas usualmente no nos motivan para hacer ejercicio. La solución sin dejar esto de lado es que ayudes a tu cerebro con una recompensa que si sea inmediata para que te sientas motivado a volver a realizar esta actividad hasta que ya sea un hábito en tu vida.
Lo importante de esto es identificar una recompensa sana o positiva, pues no tendría mucho sentido recompensarte con un atracón de golosinas o una gaseosa zero al terminar tu ejercicio.
Una recompensa positiva es aquella que refuerza lo bien que te sientes cuando has terminado un entrenamiento y por lo tanto te motiva a volver a hacerlo. Por ejemplo, tomar una ducha tibia relajante, tomar una bebida natural que te hidrate (te recomendamos beber agua con Butterfly Pea después del ejercicio), escuchar tu canción favorita, preparar un desayuno nutritivo y saciante o simplemente poner un sticker o carita feliz en tu calendario. Aunque parezcan cosas simples tu cerebro las percibe como un logro que te ayudara a mantenerte haciéndolo.
Esperamos que con estas pautas puedas animarte a desarrollar este pilar del ejercicio físico en tu vida y recuerda que todo esfuerzo tiene su recompensa. Cuéntanos si has aplicado alguna de estas dos pautas o si tienes alguna otra.