Si bien mucho se habla del ayuno como un método “saludable” para perder peso, la verdad es que para nosotras primero es algo muy subjetivo, ya que depende de la cantidad y calidad de lo que comas después, y segundo es algo que realmente no debería ser la motivación para hacerlo, si te enfocas en solo ese objetivo te perderás de muchos más de sus verdaderos propósitos.
No obstante, tanto por el tipo de alimentación que llevamos como por un compromiso y disciplina en nuestra relación con Dios, somos practicantes del ayuno. Así que te compartimos una de las cosas que el ayuno nos ha enseñado.
El punto del ayuno
Algo que nos hemos dado cuenta es que ayunar hace evidente qué tan bien alimentadas estamos. Si bien llevamos una alimentación densa nutricionalmente (alimentación esencial vs saludable) si en los días previos al ayuno hemos comido más alimentos “dulces y agradables” (frutas y panes sin cereales) durante el ayuno nos da más sensación de querer comer.
Por el contrario, si nos hemos mantenido comiendo más grasas y proteínas, aunque durante el ayuno la mente nos diga que nos falta comer, la realidad es que si nuestro cuerpo está bien alimentado no necesita comida todo el tiempo porque resiste más tiempo sin debilitarse.
El punto entonces no es si vas a perder peso al ayunar (lo cual es obvio que sucede por al menos ese día que lo haces) sino lo que evidencia del tipo de alimentación con la que te estas saciando el resto del tiempo.
Y es que tal vez por eso incluso Dios, aunque no estaba hablando literalmente de comida física, en Su palabra nos pregunta:
“¿por qué gastas dinero en alimentos que no dan fuerza o pagas por comida que no hace bien?”
Isaías 55:2
Por lo tanto, el ayunar hace evidente si el resto del tiempo realmente estuviste gastando y consumiendo alimentos nutritivos y esenciales para tu salud y bienestar, o te llenaste de cosas que eran sabrosas pero que te dejaron muerto de hambre cuando las suspendiste. Ahora si lo piensas, esto mismo aplica para todo aquello de lo que nos alimentamos mental, emocional y espiritualmente.
¿De qué alimentas tu vida?
Todos en algún momento de nuestras vidas por alguna circunstancia hemos o tendremos que pasar por situaciones de ausencia (ayuno) de todo aquello con que llenamos la vida para sentirnos satisfechos (trabajo, relaciones, viajes, salud, cosas materiales, estudios, etc.) y es en esos momentos que se hace evidente qué tan sabio fue gastar nuestro esfuerzo, tiempo y recursos en este tipo de “alimentación” si sentimos morir al no tenerlos.
Ahora, es probable que pienses que igual que como con el ayuno físico, esos tiempos de abstención son temporales y una vez termines volverás a disfrutar y satisfacer tus apetitos, pero la realidad es que como con la desnutrición, puede que sea tan leve que no cause otro síntoma a corto plazo, aunque allí esta, pero a largo plazo llega a ser tan grave que el daño que causa es permanente o eterno, aunque sobrevivas en esta vida.
Así que tal como es importante nutrir tu cuerpo es importante que no llenes tu vida de cosas temporales y vacías. Esperamos que nos cuentes si has pensado practicar el ayuno o si ya los has hecho que lecciones aprendiste tú.